El icono interpela a "quien tiene ojos para ver"y produce en el observador "una apacible y extraña atracción".
El descubrimiento del icono regala un encuentro único personal y jamas intrascendente con la Presencia que lo habita.
Dios se hizo hombre para que el hombre se haga Dios (San Irineo)
El origen y el fundamento del icono lo encontramos en la encarnación de Cristo.
La misión del icono consiste en representar tanto el hecho de la Encarnación como su finalidad, la cual no es otra que la santificación del hombre, la divinización a la que está llamado en cuanto hijo de Dios y acompañar al creyente en el camino hacia esa meta.
Los orientales tienen planteamientos hondos con respecto al icono: que se reflejan en sus definiciones: ventana, puente hacia lo Absoluto, espejo de la eternidad, receptáculo de la Gracia, limite o punto de conexión entre lo visible y lo invisible o de lo inmaterial a través de lo material.
A través del icono es la manifestación de la presencia y de la hipóstases divina, lo que se devela, y son dejados de lado o en penumbra los detalles exteriores que caen bajo los sentidos. la terminología relativa de l icono también transparenta su carácter espiritual.
No se dice "pintar" sino escribir un icono". En consecuencia el icono se "lee". Un icono no se "lleva"a un sitio u otro, sino que él "visita"este o aquel lugar. Un icono que estaba perdido no se  encuentra"sino que él mismo "aparece".
El icono no está al servicio del culto, como los vasos sagrados- sino que es un objeto de culto (semejante a las Escrituras o la Cruz.

Teología del Icono, por Leonid Ouspensky

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