Ser mirado para poder mirar

Así titula un capítulo de su libro "Ver o Perecer" el P. Benjamín González Buelta, SJ. Para tener una mirada contemplativa sobre la realidad, afirma, es necesario primero experimentarse mirado con amor por Jesús. La mirada de Jesús es mirada de amor ("El mirar de Dios es amar", dirá San Juan de la Cruz) y por eso mismo donde ella se posa transforma las cosas, las recrea. Y cuando la mirada de Jesús mira a los hombres, renueva también su capacidad de contemplar.

Los iconos son una ventana privilegiada a esta mirada de amor. Frente a ellos, uno se experimenta más contemplado que contemplativo, más observado que observador. Por eso ellos depuran nuestra contemplación, la hacen más honda, pura y franco. Es cuestión de animarse y dejarse mirar con amor.

Comentarios

  1. Sin arrimo y con arrimo,
    sin luz y a oscuras viviendo
    todo me voy consumiendo.

    Mi alma está desasida
    de toda cosa criada
    y sobre sí levantada
    y en una sabrosa vida
    sólo en su Dios arrimada.

    Por eso ya se dirá
    la cosa que más estimo
    que mi alma se ve ya
    sin arrimo y con arrimo.

    Y aunque tinieblas padezco
    en esta vida mortal
    no es tan crecido mi mal
    porque si de luz carezco
    tengo vida celestial
    porque el amor da tal vida
    cuando más ciego va siendo
    que tiene al ama rendida
    sin luz y a oscuras viviendo.

    Hace tal obra el amor
    después que le conocí
    que si hay bien o mal en mí
    todo lo hace de un sabor
    y al alma transforma en sí
    y así en su llama sabrosa
    la cual en mí estoy sintiendo
    apriesa sin quedar cosa,
    todo me voy consumiendo.

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  2. El texto es san Juan de la Cruz

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